A la memoria de mi querida tía María / In the memory of my beloved Aunty Maria

Café y cariño: recordando a mi tía María. Coffee and affection: remembering Aunty María. Image by Andy Rogers, available at https://www.flickr.com/photos/cobaltfish/. Commons Attribution 2.0. Full terms at http://creativecommons.org/licenses/by/2.0
Café y cariño: recordando a mi tía María.
Coffee and affection: remembering Aunty María.
Image by Andy Rogers, available at https://www.flickr.com/photos/cobaltfish/. Commons Attribution 2.0. Full terms at http://creativecommons.org/licenses/by/2.0

 

Es la primera vez que escribo un artículo en castellano y por una muy buena razón: quiero compartir el grato recuerdo de mi tía María, fallecida a los 94 años de edad. Ocupó un lugar especial en mi vida, durante mi infancia, adolescencia y edad adulta.

It’s the first time I write a blog post in Spanish and for a very good reason: I want to share my fond memories of my Aunty María, gone at age 94. She had a very special place in my life, during my childhood, adolescence and adulthood.

María “fue” muchísimas cosas: la tía paciente que nos traía Vascolet con vainillas cuando mis hermanos, mis primos y yo eramos chicos, y lo tomábamos en la pileta de su casa. “Sánguches” de salame también. ¡Gracias a mi prima Laura por recordármelo! Más tarde, en mi adolescencia, de alguna manera influyó para que yo eligiese estudiar el traductorado. “Traduttore, tradittore,” decía María. Una vez me dijo que le hubiese gustado trabajar de intérprete en un barco. Nacida en Italia, aprendió a hablar, leer y escribir en castellano perfectamente cuando emigró a Argentina.

Maria “was” many things: the patient aunty who used to bring us chocolate milk with vanilla sugar biscuits when my brothers, my cousins and I were children, and we used to have them in the swimming pool at her place. Salami sandwiches as well—thanks to my cousin Laura for reminding me! Later, in my adolescence, she was somehow influential in my decision to become a translator. ‘Traduttore, tradittore,” Maria used to say. She once told me that she would’ve loved to work as an interpreter on an ocean liner. Born in Italy, she learned how to speak, read and write in Spanish perfectly when she migrated to Argentina.

En mi edad adulta, María era el ejemplo vivo de la persona que no me juzgaba y que me aceptaba tal y como soy. Me regaló la primera cafetera espresso de mi vida y me enseñó a disfrutar del buen café con bomboncitos Baci. Me cubrió de afecto y compasión cuando llegó el diagnóstico de bipolaridad.

When I became a grown-up, Maria was the living example of the non-judgmental person who accepted me as I was. She gave me my first espresso caffettiera and taught me how to enjoy good coffee with Baci chocolates. She showered me with affection and compassion when I was diagnosed as bipolar.

Daba gusto charlar con ella sobre yoga, meditación y temas espirituales. Me mandó tarjetas de Navidad lindísimas después que me mudé a Sydney.

It was a pleasure to talk to her about yoga, meditation and spiritual topics. She sent me beautiful Christmas cards after I moved to Sydney.

Le tocó vivir pérdidas terribles: su hijo mayor murió en la temprana infancia, y sus otros tres hijos en la edad adulta. María no se merecía un dolor semejante …

She experienced terrible losses: her eldest son died in infancy and her other three sons passed away in adulthood. Maria didn’t deserve such grief and sorrow …

La vida de mi tía María se apagó mientras dormía, a los 94 años de edad. ¡Adiós María! Pero tu recuerdo y mi amor por el café van a seguir intactos para siempre.

Aunty Maria’s life faded in her sleep, at age 94. Goodbye Maria! But your memory and my love of coffee will remain intact forever.